Monumento a Remigio Crespo Toral
Nació en Cuenca en 1860 y murió en 1939. Fue un gran escritor. Cursaba todavía estudios de abogado cuando fue elegido diputado de la Convención Nacional (1883). Presidente del Congreso en 1888, desempeñó después diversos cargos diplomáticos en América y Europa. Conservador en política, de espíritu profundo e intensamente religioso, Remigio Crespo Toral supo ganar con su ponderación y talento la devoción y el respeto de amigos y adversarios: el gobierno liberal del general Plaza lo nombró abogado consultor de la Legación de su país en Perú y en España.
Propugnó siempre el sentido universal de la literatura y el arte hasta en los temas y producciones de carácter más local. Su personalidad y prestigio le valieron ser coronado como poeta nacional en 1917. Pero no sólo fue poeta situado en el tránsito de un romanticismo decadente a un modernismo balbuciente y tímido, sino también excelente prosista, de cuidado lenguaje (era miembro correspondiente de la Academia Española de la Lengua desde 1889), y agudo critico literario y de arte. Escribió sobre Bolívar, sobre la cuestión de límites con Perú, acerca de Dante; en 1901 prologó uno de los volúmenes del novelista Alfredo Baquerizo Moreno, a quien le encuentra antecedentes inmediatos en Juan Valera.
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